Administración de empresas

Presidente y director en una sociedad anónima argentina: roles, responsabilidades y diferencias

Presidente y director en una sociedad anónima argentina

¿Sabés cuál es la diferencia entre el presidente y los directores en una sociedad anónima argentina? Aunque estos términos se usan con frecuencia, su significado legal y funcional dentro del organigrama de una sociedad anónima tiene diferencias muy concretas. Entender estos matices es esencial no solo para quienes ya forman parte de una empresa, sino también para futuros socios, accionistas o profesionales que buscan incorporarse a su directorio.

En este artículo vamos a repasar las funciones, atribuciones y responsabilidades de cada uno de estos cargos dentro del marco jurídico argentino. Además, veremos quiénes conforman el directorio de una empresa, qué papel cumple el presidente y cuál es la relación con los gerentes o CEO.

La estructura básica: accionistas, directorio y alta gerencia

Una sociedad anónima (S.A.) se compone de distintos niveles de gobierno. En la cima está la Asamblea de Accionistas, que representa la propiedad y toma decisiones clave como designar directores, aprobar balances o decidir la liquidación de la sociedad.

Debajo se encuentra el Directorio, el órgano permanente de administración. Está conformado por uno o más directores, según lo determine el estatuto. Y en la parte operativa se ubica la gerencia encabezada por un gerente general o CEO, responsable de ejecutar lo que el directorio decida.

La estructura básica: accionistas, directorio y alta gerencia

Este modelo tripartito permite que cada órgano cumpla su función sin invadir el espacio del otro: la propiedad define, la dirección planifica y la gestión ejecuta.

1. Accionistas: el órgano de gobierno máximo

Los accionistas son los dueños de la empresa. Poseen acciones y, por tanto, tienen derechos políticos (votar en la asamblea) y económicos (recibir dividendos). La Asamblea de Accionistas es el órgano de gobierno de una sociedad anónima que se reúne de forma periódica o extraordinaria para resolver temas fundamentales.

Entre sus atribuciones exclusivas están: nombrar y remover directores, aprobar balances, modificar el capital social y decidir sobre la disolución de la sociedad. Si bien no participan del día a día, son los que habilitan la estructura que luego gestiona el negocio.

2. El Directorio: quiénes lo integran y cuál es su función

El Directorio es el órgano encargado de la administración. Sus integrantes son elegidos por la Asamblea y responden ante ella. En Argentina, para ser director no se requieren títulos específicos, pero sí existen requisitos legales para ser director de una sociedad anónima, como no estar inhabilitado para ejercer el comercio o no estar en concurso preventivo.

El Directorio tiene amplias facultades: diseña la estrategia de la empresa, toma decisiones claves sobre inversiones, finanzas, contrataciones y es responsable de velar por la sostenibilidad y cumplimiento legal. Sus miembros tienen una responsabilidad solidaria e ilimitada frente a daños causados por accionar negligente o fraudulento.

3. El presidente del Directorio: más que una formalidad

Entre quienes conforman el directorio de una empresa, el presidente cumple un rol especial. Es quien preside las reuniones del Directorio, representa legalmente a la sociedad (salvo que se delegue en otro) y suele actuar como vocero institucional. También puede firmar contratos, otorgar poderes y actuar en casos de urgencia.

Ahora bien, el presidente no es superior jerárquicamente al resto de los directores. Su rol es de coordinación y liderazgo interno. Puede asumir más funciones si el estatuto o la asamblea lo habilitan, pero su autoridad siempre proviene del cuerpo colegiado que es el Directorio.


Directores y cargos dentro de una sociedad anónima

En los hechos, los directores pueden asumir diferentes roles operativos dentro del Directorio: secretario, vocal, presidente, etc. Estos cargos en una sociedad anónima responden más a la organización interna que a jerarquías reales. Cada director debe actuar con diligencia, informarse, asistir a las reuniones y votar con criterio.

Directores y cargos dentro de una sociedad anónima

El incumplimiento de estas obligaciones puede derivar en reclamos legales.

1. Gerencia y responsabilidades del director general (CEO)

El gerente general, también conocido como CEO, está a cargo de la ejecución diaria. Es designado por el Directorio y, a diferencia de los directores, es un empleado de la empresa. Esto implica que su responsabilidad es individual, no solidaria, y responde al Directorio.

Las responsabilidades del director general incluyen: cumplimiento de objetivos, supervisión del equipo, cumplimiento de normativas laborales y comerciales. Su autoridad se limita a lo que el Directorio le delegue. Aunque suele tener un alto nivel de decisión, no forma parte de los órganos societarios.

2. Órganos de fiscalización: la mirada sobre el Directorio

En algunas sociedades, especialmente aquellas que cotizan en bolsa o superan ciertos umbrales de capital, la ley exige contar con una sindicatura o consejo de vigilancia. Estos órganos no administran ni gestionan, pero tienen poder para controlar, denunciar y hasta convocar a la asamblea si detectan irregularidades graves.

3. El organigrama de una sociedad anónima y la buena gobernanza

El correcto funcionamiento de una sociedad anónima depende en gran parte de una clara delimitación de funciones. Un organigrama de sociedad anónima bien diseñado permite visualizar qué hace cada órgano y cuáles son sus límites.

Separar la propiedad de la administración, y esta última de la ejecución operativa, permite evitar conflictos de intereses, mejorar la toma de decisiones y distribuir adecuadamente las responsabilidades.


Conclusión

Comprender las diferencias entre el presidente del directorio, los directores en general y la gerencia no es un tecnicismo menor. Es una condición necesaria para garantizar la buena gobernanza de la empresa. En un país como Argentina, donde el contexto económico y regulatorio es complejo, tener una estructura clara y bien ejercida puede ser la diferencia entre una empresa sostenible y una en crisis.

Al conocer qué hace cada quien, desde el accionista hasta el CEO, se fortalecen los vínculos internos, se mejora la toma de decisiones y se protege a la empresa frente a riesgos innecesarios.

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